En un sistema de aire comprimido, los contaminantes potenciales también incluyen aceite y agua condensada además de sedimentos y microorganismos. Al igual que lo haría en una línea de agua, use filtrado por etapas para producir aire limpio y seco. Acondicione el aire con prefiltros de menor costo y refínelo progresivamente con filtros de micras más finas. Cerca del punto de uso del aire, el microfiltro final debe dedicarse a filtrar bacterias con una alta eficiencia.
Puede arreglárselas con menos elementos, pero su microfiltro final enfrentará un mayor riesgo de obstrucción o desgaste prematuro. Una secuencia de filtros diseñada de manera óptima ayuda a prolongar la vida útil del filtro y, en última instancia, contribuye a reducir el costo total.
Planifique la ubicación del filtro en función del riesgo.
Si su planta tiene varios puntos de uso para aire o agua esterilizados, coloque prefiltros en las líneas de servicios públicos más grandes y microfiltros finales en los ramales lo más cerca posible del punto de uso. La ubicación exacta dependerá del espacio disponible en su planta.
En el mejor de los casos, un proceso tiene una huella compacta porque las distancias de tubería más cortas reducen el riesgo de contaminación. Si tiene 1,000 pies de tubería de carbón entre el último prefiltro y el filtro final, eso constituye 1,000 pies de posibles depósitos de carbón, óxido, incrustaciones y desechos que podrían llegar a su costoso filtro final. En esa situación, planifique prefiltros adicionales para longitudes de tubería más largas. Realice un análisis de riesgo para cada uno de sus sitios y diseñe su sistema para minimizar los riesgos.