Existen diferentes tipos de mantenimientos. El mantenimiento productivo es el que ataca directamente las causas de los posibles problemas. Si atendemos a los síntomas, hablaremos de mantenimiento preventivo. Finalmente, si realizamos el mantenimiento cuando el fallo está a punto de producirse o bien se ha producido, hablaremos de mantenimiento curativo.
Los contaminantes en el aceite que pueden producir un fallo en nuestro equipo son las partículas sólidas, los productos que se generan por la oxidación y el agua.
Las partículas sólidas son la causa directa del desgaste del sistema hidráulico. Las partículas metálicas actúan como catalizadores y aceleran el proceso de oxidación. Por ejemplo, el FE aceleran la oxidación por 48 El CU lo hace 66 veces más rápido. También se acelera la oxidación por 2 si la temperatura asciende más de 10º.
Si a las moléculas de aceite les añadimos calor+oxígeno junto con partículas metálicas y agua generamos dos fenómenos; por un lado se produce corrosión y acidez, lo da lugar a un incremento del incide TAN y por otro lado se producen alquitranes o lodos de barniz, moléculas solubles de cadena larga y moléculas insalubres de cadena larga.
Los barnices causan obstrucción de válvulas y filtros, aumentando el consumo energético y disminuyendo la eficiencia de los enfriadores de aceite. Es la llamada enfermedad de los “lunes por la mañana”.
A los contaminantes sólidos y los productos de oxidación, de los que ya hemos hablado, se les puede añadir el agua, contaminante a vigilar estrechamente. El agua producirá corrosión, degradará el aceite, dará lugar a la conocida cavilación de la bomba, producirá cambios en la viscosidad, incrementará la oxidación del aceite y finalmente hará que las propiedades de los lubricantes se pierdan rápidamente.